sábado, 30 de agosto de 2008

*"Un regalo de Dios"

DIOS NOS HA DADO LA CAPACIDAD
DE JUZGAR NUESTRAS PROPIAS OBRAS.
Retomando un poco el tema anterior veíamos que todas las personas somos criaturas de Dios, como los animales y las plantas, los astros y todo lo existente que no ha sido creado por el hombre.
Son muchas las maravillas que ha hecho Dios, en este universo que nosotros conocemos y estoy convencida de que no conocemos ni una milésima parte de todas las maravillas, que Él tiene dispuestas para que sus criaturas las disfrutemos.
¿Qué inventor, desarrolla esa capacidad creadora, si no es con el fin de hacer feliz a los hombres y ser Él feliz a su vez, contemplando este reconocimiento?
Yahvé, el Innombrable, según el pueblo judío. El Dios todopoderoso y justiciero: hace toda una historia de amor con esas criaturas. No solo las crea y las rodea de bienes incontables, sino que además las ama.
Las ama, con corazón de Padre. Les da dominio sobre las especies. Las dota de facultades extraordinarias como son: la inteligencia, la voluntad, la memoria, los afectos. Y aun en su infinito amor, les da un bien supremo de inapreciable valor, “les hace libres”. Libres incluso de rechazar todos los bienes que Él ha puesto a su alcance con tan magnánima generosidad.
El corazón del hombre, es libre de elegir los caminos que quiere andar. A veces, se llena de egoísmo y se precipita a su propia destrucción y a la perdida de parte de sus beneficios; por envidia, para ser más que Dios.
Adán y Eva, la historia que interpela aun hoy a los científicos, sigue siendo actual, se revive o se puede revivir en muchas hombres, de todos los tiempos, quienes no conformes, con todos los bienes que tienen a su alcance, ansían tener también los de los demás.
En una búsqueda implacable de una felicidad, que casi nunca encuentra, por esos caminos donde les lleva su egoísmo, su ansia de poder, su vanidad, su soberbia, su envidia y sus deseos desproporcionados de placer.
Si Dios solo hubiese sido Dios, habría exterminado de la fax de la tierra a esta criatura desagradecida e incoherente que es el hombre.
Solo podemos entender la capacidad de perdón de Dios, Porque como El mismo a través de Jesucristo, Nuestro Señor, nos enseña es además de Dios-Creador, Dios-Padre.
Cuya infinita misericordia es intemporal, no se gasta al ser consumida Y espera poder ser disfrutada por todos y cada uno de sus hijos.
Pero a veces hay hijos, que no se dan cuenta de este amor de sus padres, por inmadurez o por que su corazón esta enturbiado, con algunas de las manchas que antes hemos mencionado. Otras veces porque desconoce que Dios es un Padre que les ama.
Sin embargo Dios, no les retira el disfrute de sus beneficios, Simplemente el hijo ciego; no ve lo que su padre, pone delante de él, para que sea Feliz.
Un día y otro, El Señor, pasa buscando al hombre:
“Si quieres ser feliz, sígueme, solo amándome con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma alcanzaras todo lo demás”.
A pesar de la insistencia de Dios en dejarse encontrar, por su criatura, el hombre sigue a ciegas, aunque muchas veces incomprensiblemente buscándole, sin saber donde, ni como.
Por fin, hace el Señor Dios nuestro, un último intento, para explicarle al hombre con su mismo lenguaje, desde la voz de otro hombre, “Jesús”, todo este amor que le tiene.
Pero la mayoría de los hombres, no quieren o no pueden oír la voz de Jesús, que les habla de la liberación de sus cadenas. Que les promete una felicidad eterna, que no se acaba.
Y les describe clarito, despacito. . . con un lenguaje que cualquier oído pueda entender el camino para conseguirlo.
Les habla de las bienaventuranzas. Es como si el Señor, en su infinita bondad nos hiciese dos regalos juntos.
- Primero porque nos marca el sendero con lo que tenemos que hacer, para que no nos perdamos.
-El segundo nos enseña a enmendar nuestros tropiezos. Nos da los medios para que una y otra vez le encontremos, si queremos.

No hay comentarios: